Después de guiar varios días seguidos decidimos salir a pescar los guías del Lodge. Con los últimos grupos de clientes habíamos conectado pescados grandes (habíamos sufrido un par de cortes de buenos dorados) y eso nos motivaba a salir al rio nuevamente en vez de quedarnos a descansar en nuestro día libre.
Nos acompañaba Tian Martinet, un gran amigo y excelente pescador y atador. Tian estaba en Esquina atendiendo esos días el Fly Shop del Lodge y ayudándome con la atención de los pescadores.
Elegimos ir rio arriba a unas canchas lejanas navegando más de una hora desde Esquina. Pescaríamos el Rio Paraná en la margen santafesina en la zona de “El Colorado”. Si bien este pesquero queda lejos y luego a la tarde hay que navegar mucho para volver, son esos lugares que por la propia estructura que presenta el rio te parece que en cada tiro bueno va a salir el pescado de tu vida.
Luego de darle todo el día a la mosca, casteando todo el tiempo: golpeando palos, barrancos, probando derivas, con estripeos lentos, luego más rápido, con líneas de flote y con hundimiento y con sólo dos piques en todo el día, ya estábamos terminando la jornada de pesca. En la última pasada y con más ganas de descansar para apreciar el rio y disfrutar del entorno que de seguir casteando, Tian me dijo "Métele los últimos tiros… dale no aflojes que viene el grande, va a picar! Dale metele, no aflojes!". Yo también “olía” que podía ser una tarde perfecta en el lugar indicado y con buena compañía, sólo faltaba un buen zocotroco… y vino nomas.
El Surubí que aquí presento, tomó la mosca al golpe en la punta de un barranco donde pegaba el agua: se aceleraba justo antes y golpeaba y ahí mismo se armaba una corredera con un asesino acechando. Tiré pegado al barranco, generé un buen golpe gracias a la cabeza muddler tamaño XL de la mosca Big Litoral y no llegue a terminar el primer estripeo que cazó mi mosca! Salió con todo a matar!
El Surubí se “dio vuelta” moviendo mucha agua, clavé y cuando sintió el anzuelo el cachorro salió a fondo rio arriba, donde el barranco se fundía con las últimas ramas y palos de una pasada que veníamos haciendo. Se llevó puesto todo: crujían las ramas. Apenas arrancó la corrida rio arriba, en un acelere de agua, justo antes de los palos, le tiró a la pasada un tarascón a un dorado muy grande, dando más confusión a todo. Una escena increíble difícil de olvidar. Después de buscar los pescados grandes todo el día, los encontramos…allí estaban!
La línea se estiraba a toda velocidad y yo giraba mi cuerpo siguiendo la dirección del pescado viendo cómo topaba todo!. Se metió en los palos y la verdad que no se enganchó y cortó por esas cosas del destino. Estaba ahí empacado, mientras yo le iba metiendo presión para sacarlo. Nos ayudamos en las maniobras con el motor eléctrico y de a poco lo fuimos alejando de allí.
Ya en aguas abiertas y sin palos alrededor levantamos el motor de la lancha y el eléctrico para evitar cortes. La sensación era como tener un tronco que ponía mi caña, leader y cable de acero al límite. El cachorro buscaba el corte, se movía de un lado al otro de la lancha cada vez que se asomaba. Mi caña N8 quedaba minimizada como nunca antes había estado. Luego de unos minutos me decidí: le metí toda la caña con máxima presión y terminé de arrimarlo al lado de la lancha. Finalmente, al levantarlo, pudimos ver la belleza de este hermoso Surubí Atigrado del Paraná.
Luego de sacar un par de fotos y al momento de liberarlo, pude ver en esos ojos tan expresivos, todo el poder de este gran reproductor del Rio Paraná! Fue un instante de conexión increíble con este pez y verlo nadar nuevamente fue un regalo de la naturaleza.
La tarde ya estaba hecha con esta captura, ya no necesitaba hacer ningún otro cast… un largo viaje de vuelta nos esperaba. Pesca y Devolución es pesca para Siempre! Gracias Paraná!
Tobi San Martin
Guía Profesional de Pesca con Mosca
Habilitado por Prefectura Naval Argentina, Turismo de Corrientes y Turismo de Neuquén