Eran las 8 de la noche del día 7 de Agosto, y el imponente arco de piedra nos daba la bienvenida a la entrada Norte del Parque Yellowstone. Veníamos con Fernando Mosso y Alfonso Pola desde Livingston Montana, a poco de haber obtenido nuestra certificación de Instructor Master y de Instructor Certificado de la de la International Federation of Fly Fishers (IFFF), tan ansiosos que literalmente nos tiritaban las manos con tal de mojar una mosca en cualquiera de los ríos y esteros del Parque, y con un poco de suerte, capturar nuestra primera Cutthroat, o garganta cortada en su traducción al español, un tipo de trucha endémica de Estados Unidos y con una de sus ramas única del Parque Yellowstone.
Cuando por fin pasamos la caseta de madera del guarda parques y enfrentamos por primera vez el río Gardiner, toda esa ilusión se desvaneció al ver el tono del río, muy similar al río Mapocho en invierno, absolutamente café!. En ese segundo poco importaba que estuviéramos en el primer Parque Nacional que se creó en el mundo, estábamos absolutamente obnubilados con una sola idea en mente: pescar, y definitivamente el color de las aguas no ayudaba mucho.
A medida que avanzábamos por el camino que bordeaba el serpenteante río, éste continuaba turbio, y de a poco dejábamos nuestro estado de ansiedad para entrar a un estado de contemplación absoluta, ningún río, por impescable que fuera, te impide contemplar la belleza del Parque. Considerando que Chile es un país extremadamente dotado de escenarios naturales privilegiados, nuestro estándar es muy alto. Y sin embargo, el Parque nos impresionó en todo momento.
Se hacía tarde, faltaba sólo una media hora para el crepúsculo y nosotros nos adentrábamos en las carreteras oscuras hacia el corazón del Parque. Mientras pasábamos sobre el puente del Río Gardiner medio, notamos que el río estaba claro, y decidimos bajar a pescarlo aunque fuera por unos minutos. Nos vestimos en cosa de segundos, como si fuera la primera vez que pescábamos en nuestras vidas, tomamos la mochila rápidamente, unas moscas, y lo más importante el spray pimienta en caso de pillarnos con uno de los más temidos animales del Parque: el Oso Grizzly. Recuerdo durante mi viaje a Montana del año 2013 que siempre salíamos con spray pimienta, pero nunca sentí miedo. Esta vez el peligro era verdadero, estábamos en una zona de osos, lo que nos recordaban permanentemente los guarda faunas y carteles del Parque. Mientrasmás uno se alejaba de los caminos y huellas, más opciones había de encontrarnos con uno.
Caminamos unos 10 minutos hasta a el cañón donde corría aquel río. Quedaba tan poca luz que ya no podíamos ver muy bien, y por lo tanto no había tiempo para hacer un análisis de que mosca usar. Cada uno tomó la mosca que le pareció más acertada y nos pusimos a pescar. No pescamos ni 15 minutos y teníamos que subir al auto, no es recomendable caminar de noche en un Parque donde hay Osos, Bufalos, Lobos, entre otros animales salvajes. La poca pesca no nos importó, estábamos con los pies en las aguas del Parque Yellowstone cumpliendo uno de los sueños que como pescador he tenido hace años.
A la mañana siguiente, y luego de haber salido la noche anterior a comer a un bar western que perfectamente podría haber aparecido en una película de vaqueros y tomar nuestra cerveza favorita, salmonfly, partimos en búsqueda de uno de los pocos ríos que no estaba turbio en el Parque por las lluvias del día anterior, se trataba del Slough Creek, uno de los springcreeks más famosos del Parque y ciertamente uno de los mejores lugares del mundo para la pesca de Cutthroats. Lo mejor de todo? Nos habían comentado que en esta época tenía excelente pesca con mosca seca.
El Slough Creek es un springcreek que nace en las Montañas de Beartooth (diente de oso), y que fluye hacia el Parque Yellowstone en Wyoming, hasta que descarga sus aguas en el Río Lamar, otro de los más famosos ríos del Parque.
A las 7.30 de la mañana estacionábamos el auto en el sendero que nos llevaría al Slough Creek. Nos separaba una caminata de 2 kilómetros por un maravilloso bosque de pinos hasta el First Meadow (primera pradera) lugar que elegimos para pasar el único día que teníamos para dedicarlo completo a pescar. Aunque la caminata es relativamente sencilla, el equipamiento, comida y el wader hizo la caminata algo difícil y calurosa.
Cuando comenzábamos a bajar al río luego de haber sobrepasado el cerro, y saliendo de un tupido bosque de árboles milenarios, se abría ante nosotros una pradera de ensueño, con altos pastos, rastros de bisones, y el río, de no más de 10 metros de ancho, que fluía con suavidad y relajo. Aunque era pleno verano, el agua por la mañana era helada y no había actividad en superficie, por lo que tuvimos que intentar atrapar las esquivas truchas a vista con ninfas. La tarea no era fácil pues se trataba de truchas muy asustadizas, que están muy acostumbradas a la presencia humana, y muy cautelosas a la hora de alimentarse.
Aunque tuvimos algunos piques y logramos sacar algunas cutthroats, pescar con ninfas no fue fácil. Muchas de las truchas se encontraban en lugares con poca corriente, y en gran profundidad, lo que hacía complejo pescar con moscas lastradas. Cada vez que intentábamos lanzamientos con plomos pequeños (especiales para este tipo de pesca) o moscas con bead heads (incluso moscas en tamaños 16-18), las truchas se asustaban por el impacto. Y cuando lanzábamos moscas sin lastrar río arriba para dejarlas hundir, muchas veces en el camino se enredaban en las algas, o la caída de la línea asustaba algunas truchas. No había viento, lo que no ayudaba mucho.
Sin embargo, al rato comenzamos a ver alguna actividad en superficie, había aumentado el viento, y más de algún saltamontes flotaba por las aguas del Slough Creeck. Cambiamos de moscas a patrones de saltamontes, y durante las siguientes tres horas tuvimos una pesca realmente entretenida. El río era totalmente transparente y las truchas se veían desde lejos, por lo que la pesca la hacíamos el 100% del tiempo a vista. Caminábamos lentamente por el banco de pasto que tenía la mayor corriente escogiendo cuál era la trucha a la que intentaríamos capturar. Habían truchas muy grandes, de hasta 2.5 kilos, y aunque no pudimos atrapar las más grandes, cuya alimentación no se basaba, como el resto de las truchas en saltamontes (luego una gran guía e instructora, Rhea Topping, nos contaría que comían hormigas con alas tamaño 22), pudimos capturar varias hermosas cutthroats, una de especie de trucha muy combativa, y pintada con colores impresionantes, de tonalidades naranja y blanco en su boca, dorado y amarillo, con puntos negros a lo largo de su cuerpo, es de verdad la trucha más linda que he podido capturar. En cosa de 15 minutos una tormenta eléctrica pasó sobre nosotros. Rayos que nos dejaron paralizados caían no lejos de dones estábamos, truenos ensordecedores, y una lluvia que parecía invernal caía sobre el First Meadow, y nos daba la despedida. Después de esa lluvia, el cambio de presión atmosférica alteró localidad de la pesca, y decidimos partir rumbo a nuestra cabaña, para partir el día siguiente a Chile.
Si bien es cierto que no es la pesca más impresionante que he hecho, cuando uno visita lugares como el Parque Yellowstone, la excusa no es para pescar mejor que en Chile. Pescar en Montana y Wyoming para nosotros fue una experiencia increíble, ser parte, aunque sea por algunos días de la Meca de la Pesca con Mosca en América (o del mundo), empaparse del espíritu y del ambiente de dos Estados en donde se respira la Pesca con Mosca por cada lugar que uno camina, es simplemente un recuerdo, que más allá del tamaño y número de truchas capturadas, uno atesorará para toda la vida.
Martin Aylwin,
Instructor Master (MCI) e Instructor Certificado (CCI) de la International Federation of Fly Fishers (IFFF).