Los mejores lugares para arrojar nuestra mosca no siempre son los más simples para castear.
A su vez, acercarnos mucho a la posición de los peces puede jugarnos en contra si no cuidamos la cautela y fluidez de nuestros movimientos.
A la velocidad de nuestra mente para analizar cada situación debemos oponer cuidado y lentitud de nuestro cuerpo, más aún cuando estamos tratando a lo que consideramos nuestra mejor posición de casteo.
Recuerda siempre: Pez grande, pez cauto.
La frecuencia y relativa simpleza de los piques promedio no debe distraernos. La imprudencia e inexperiencia de estos peces suele relajar nuestro cuidado. Esto frente a una vieja trucha puede resultar fatal.... para nosotros.
En el acecho hay algunas pautas que seguramente nos favorecerán:
Evitemos vestirnos con colores muy vivos, estridentes; acerquémonos al lugar propicio ocultándonos, por ejemplo, tras la vegetación ribereña.
Aún en la orilla conviene que caminemos con cautela. No olvidemos que el sonido se propaga hacia el agua. Lo mismo para cuando flotamos... los ruidos sobre el bote o la balsa pueden ser muy molestos para las truchas ahuyentándolas.
El vadeo debe ser sigiloso también, más aún en aguas calmas. Las truchas no se quedan a ver qué fue lo que hizo ruido... simplemente se van.
Hay una historia que cuenta que la garza y el antílope, cuando fueron creados, preferían las truchas como alimento. La garza buscaba un pozo e ingresaba sigilosamente, con movimientos pausados y esporádicos. Casi constantemente encontraba alimento a su disposición y rápidamente, lo tomaba. El antílope iba y venía corriendo por la ribera y se introducía en el río a los saltos al divisar una trucha en el agua que irresistiblemente escapaba antes de que el antílope llegara a abrir la boca.
Así fue que el Espíritu Creador lo hizo cambiar de alimento, lo hizo herbívoro, cuando lo vio desfalleciente y flaco, antes de que llegara a perderse la especie.
Debemos intentar vadear como acecha la garza: Cuidadosa y sigilosamente. Cuando decidamos acercarnos a una trucha que divisemos, es preferible esperar un par de minutos antes de castear, para "calmar" el ambiente.
Claro que, en este sentido, las aguas rápidas resultan más consideradas con nosotros. En ellas, vadear corriente arriba resulta muy conveniente ya que la corriente arrastra nuestros descuidos. Río abajo, nuestros ruidos y desatenciones son una evidente señal de alarma para los peces.
Es también de mucho valor, conservar la prudencia al vadear. Suele resultar muy aconsejable, desechar la posibilidad de vadear aguas altas y rápidas, no traspasar el nivel de nuestra cintura porque allí está nuestro centro equilibrante, también evitar dar la espalda a la corriente. Es bueno atravesar las aguas rápidas cortándolas en diagonal.
Y no dejar de usar el cinturón de vadeo. Ante una caída, juega para nosotros.... Llevar adecuadamente nuestro equipo de vadeo siempre va a resultar un elemento a favor de nuestra seguridad. Buena pesca!!
La fotografía que acompaña el presente artículo se demonima "On the stream" y es de autoría de Dennis Collier